2013-01-05

La implantación del REcopago dificulta aún más el tratamiento contra la hepatitis C.

La implantación del copago de medicamentos de dispensación
hospitalaria dificulta aún más el tratamiento contra la hepatitis c
Las organizaciones de pacientes alertan de los efectos negativos de esta medida sobre
la salud de los pacientes. Se verán afectados fármacos para curar la hepatitis C y un antitumoral para tratar el cancer de higado, medicamentos de uso exclusivamente hospitalario.
Barcelona, 14 de diciembre de 2012.- Según se ha dado a conocer a través de los medios de
comunicación, los pacientes con hepatitis C tendrán que hacer frente al copago de los
fármacos empleados en el tratamiento de su enfermedad a pesar de ser de dispensación
hospitalaria.
El pasado 1 de diciembre, el Ministerio de Sanidad introdujo una polémica modificación en el
artículo 94bis punto 1 de la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos según la
cual se abría la puerta al copago de medicamentos de dispensación ambulatoria en las
farmacias de los hospitales, un grupo de fármacos para el tratamiento de enfermedades
graves, como la infección por VIH, algunos tipo de cáncer, las hepatitis víricas, etc.
Ante la polémica, el mismo Ministerio distribuyó días después una nota de prensa en la que
aclaraba que esta medida no iba a afectar a dichos fármacos de dispensación ambulatoria sino
únicamente a un grupo de medicamentos en cuyo envase exterior presentan un cupón precinto
(etiqueta que recorta el farmacéutico en el momento de la dispensación) y que hasta este
momento se podían dispensar en farmacias comunitarias (boticas) y ahora han pasado a las de
los centros hospitalarios.
Sin embargo, en el proyecto que el Ministerio de Sanidad está preparando se recoge un listado
de medicamentos que el paciente deberá pagar a pesar de su uso hospitalario, como por
ejemplo, ribavirina, boceprevir, telaprevir e interferón pegilado alfa-2b –utilizados todos ellos en
el tratamiento de la hepatitis C– y sorafenib –un antitumoral utilizado para tratar el cáncer de
hígado–.
Las organizaciones de pacientes y las entidades que defienden sus derechos consideran que,
de aplicarse esta medida, se añadiría una barrera más para el acceso a un tratamiento que, de
por sí, ya resulta muy complejo. “En un momento en el que la ciencia nos ha proporcionado, y
lo seguirá haciendo, fármacos que mejoran significativamente la probabilidad de curar la
hepatitis C, una medida como ésta resulta extremadamente contraproducente para que las y
los pacientes que más los necesitan puedan acceder a ellos”, ha declarado Josefina García,
presidenta de la Asociación Catalana de Enfermos de Hepátitis (ASSCAT).
Aunque el proyecto contempla una aportación reducida para estos fármacos, las
organizaciones de pacientes denuncian que el coste acumulado del copago podría resultar muy
elevado para el paciente. Por un lado, al tratarse de terapias combinadas administradas
durante un largo periodo de tiempo, que incluyen dos o tres fármacos de varias tomas diarias,
la carga económica se multiplica. A esto se añade el copago de los medicamentos adicionales
que han de utilizarse para manejar los efectos secundarios, muy habituales en este tipo de
terapias. Por no mencionar que en algunas comunidades autónoma los pacientes tendrán que
pagar además 1 euro por cada una de las múltiples recetas necesarias para adquirir dichos
medicamentos.
Las organizaciones entienden que esta medida menoscaba una vez más el derecho a la salud.
“Cualquier barrera económica en el acceso a la sanidad comporta la exclusión de los grupos
más desfavorecidos que, en el caso de la hepatitis C, supone un buen porcentaje de las
personas afectadas, entre ellas las coinfectadas por VIH”, ha señalado Montse Pineda,
presidenta del Comitè 1r de Desembre, la plataforma unitaria de ONG de VIH/sida de Cataluña.
Las entidades no entienden la justificación de esta medida. Si el copago se ha presentado
como una medida para disuadir el consumo poco responsable de medicamentos por parte de
los pacientes, resulta difícil de entender que se aplique para enfermedades que, de no tratarse,
pueden ser mortales. “Bajo el pretexto de la austeridad se camuflan medidas que,
históricamente, han demostrado tener una dudosa eficacia. Disuadir económicamente al
paciente no solo no ahorra dinero, sino que conlleva un mayor gasto sanitario a medio y largo
plazo”, declara Juanse Hernández, presidente del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del
VIH (gTt-VIH).
Por todos estos motivos, las organizaciones instan al Ministerio de Sanidad a que reconsidere
su proyecto. “Obstaculizar el tratamiento de la hepatitis C con medidas como esta supone
ignorar las ventajas que implica en términos de menos ingresos hospitalarios, menos
tratamientos para las complicaciones, como el cáncer, y menos trasplantes hepáticos, que no
solo significan un ahorro en el gasto sanitario, sino que suponen un enorme beneficio para la
salud pública”, ha explicado Antonio Bernal, presidente de la Federación Nacional de Enfermos
y Trasplantados Hepáticos (FNETH).